No hacemos dos quesos iguales. Queremos que disfrutes de las texturas, sabores, aromas y matices de cada queso, de ese toque personal que cada día le pone nuestro maestro quesero.
Trabajamos con ganas y mucho mimo, manteniendo el volteo a mano en el formado y respetando todos y cada uno de los tiempos necesarios en el proceso de elaboración. Así conseguimos un queso de cabra excepcional, gracias entre otros aspectos, a una materia prima de calidad y al buen trabajo en la fase de cuba.
Llevamos toda una vida experimentando, curioseando y aprendiendo para llevarte a casa aquello que no se aprende en los libros, la pasión y el amor por el arte de hacer queso, eso que nos inculcaron desde la cuna.

Cuando elaboramos cada uno de nuestros quesos queremos que sientas lo mismo que nosotros. Queremos compartir contigo la crianza y cuidado de nuestras cabras. Queremos que experimentes cómo elegimos cuidadosamente los ingredientes naturales con los que los elaboramos y conservamos. Queremos que sigas disfrutando con nosotros de esos sabores de antaño que nos enseñaron nuestras bisabuelas y bisabuelos y que seguimos transmitiendo a nuestras hijas.
Nos adaptamos a los nuevos tiempos
En La Quesera de la Vera nos hemos adaptado a los nuevos tiempos y para ello ha sido necesario emprender un proceso de mecanización que nos ayuda a reducir tiempo y esfuerzo para poder centrarnos en lo más importante, elaborar quesos de cabra de máxima calidad.
Nos hemos mecanizado, sí, pero seguimos haciendo quesos de cabra como antaño, escapando de procesos de industrialización en masa en los que todas las piezas son idénticas y que buscan la mayor productividad al menor coste posible, reduciendo así el factor humano. Para nosotros lo más importante es elaborar cada queso como si nos lo fuésemos a comer, un proceso que solo conseguimos compaginando los avances tecnológicos con el trabajo artesano de todo el equipo de La Quesera de la Vera.
Lo importante es que saborees y disfrutes del queso como lo hacemos nosotros, con dedicación y mucho amor.